El paro afecta a toda la economía y a todas las regiones y Cartagena no es la excepción.
La situación del paro camionero ya comenzó a pasar factura a nuestra economía. Además de que la oferta de muchos productos que llegan del interior del país, donde está el centro de distribución, ya empieza a resentirse, los precios han aumentado de forma significativa para algunos esos productos, presionado la inflación. Parqueaderos, hoteles de paso para conductores, estaciones de servicios, han visto disminuir sus ventas.
La recurrencia a lo largo de los años de estos paros, son sin duda un freno a la economía, pero además es una vía de hecho que carece de justificación. En Fenalco creemos que durante varios años cuando hubo suficiente oferta de carga por una economía creciente, los propietarios de camiones cobraron a los generadores de carga: comercio, industria y sector agropecuario, fletes exageradamente altos, pero no ahorraron, no renovaron sus equipos y ahora, cuando la curva de carga disminuye temporalmente, pretenden por las vías de hecho que los empresarios les paguen unos fletes artificialmente altos que están fuera de toda lógica del mercado.
La determinación del valor de los fletes debe ser única y exclusivamente la resultante del cruce de la oferta de carga y la demanda por capacidad de transporte en el mercado. En un negocio tan disperso, y con tanta informalidad, es imposible que se controlen los fletes por parte de las autoridades, por lo que esta pretensión nunca podrá ser satisfecha. Además, es una clara violación a las reglas de la competencia y debería ser investigada por la respectiva autoridad.
Por otro lado, la “chatarrización” uno x uno, desde el primer día, se convirtió en un negocio financiero para unos pocos particulares en donde la compra y venta de cupos está obstaculizando la libre entrada y salida de equipos al mercado para la necesaria reposición del parque automotor. La Fiscalía General de la Nación ha encontrado diversos focos de corrupción y ha impartido la judicialización y la detención de grupos de personas relacionadas con el negocio camionero.
Esta perversa medida, presionada por las vías de hecho hace varios años y agravada con el decreto 486 de 2.014, está llevando al país a la Obsolescencia Infinita, que consiste en que cada día que pasa, ante la imposibilidad de introducir nuevos vehículos de carga al mercado, el parque actual se está volviendo más obsoleto a pasos agigantados. El año pasado se importaron solo 52 cabezotes de tracto camiones y este año en el primer trimestre se habían importado solo 6 unidades. Para renovar la flota, cada vez más obsoleta de unos 62 mil tractocamiones, a este ritmo lo haremos en más de mil años.
Estamos construyendo vías de las más altas especificaciones mundiales, a un costo político y económico muy alto, razón por la que nos hacemos la siguiente pregunta:
¿Con qué vehículos las vamos a transitar, con la flota obsoleta que tenemos y que en pocos años lo será totalmente, si no se permite la adecuada renovación?
Vale la pena que los propulsores del paro reflexionen y levanten las vías de hecho para discutir fórmulas que les permita asumir la competencia como factor para generar eficiencia y menores costos y no sigan causando graves daños a la institucionalidad y a la economía interna y externa.