Un acto de fe

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Reconfortante, motivadora y necesaria la victoria del Once Caldas sobre Cúcuta, así no le permita todavía salir del fondo de la tabla, y la haya conseguido frente a un rival paupérrimo, del que solo se salva su portero Buenaños.
Había que ganar, y se logró en medio de una presentación digna, con respeto por la camiseta, y pasando con convicción y suficiencia ante la irrelevancia del opositor, para levantar el ánimo del atribulado hincha caldista.
Desde el partido anterior frente al Tolima, -solo a partir de ahí porque ni contra Millonarios, y menos con Equidad-, el Once Caldas tuvo actitud, plantó el partido en la cancha del contrario, fue agresivo, y gustó por su propuesta.
Tanto es así, que ocho días atrás, y luego de caer en Ibagué, el comentario fue claro en el sentido de que el problema estaba en la falta de definición de los atacantes que desaprovechaban las ocasiones en que se llegaba a posición de remate.
Inclusive dio pie esa actuación para seguir mirando a Pompilio Páez, de quien en realidad a ésta hora uno no tiene claro si es el hombre ideal, si se le puede creer, o si su permanencia es un acto de fe.
El dilema es curioso, no había ganado, perdió el título con Junior, lo sacaron en primera ronda de copa, y suma una victoria en 10 confrontaciones, números que enterrarían a cualquier entrenador, lo que no ha pasado en este caso.
A mí no me llena, su discurso no tiene elocuencia, su sello se nota poco porque se juega a lo de antes con menos alegría, pero sería injusto culpabilizarlo del fracaso en la tabla al tenor del bajo rendimiento de algunas de sus unidades.
Claro que tiene ciertos rasgos de ingenuidad, particularmente con los cambios, y en esa decisión errada de mandar ‘pelaos’ al matadero en momentos inapropiados. 
Si no posee más, aguante con lo que tiene, pero es osado e irresponsable poner al muchacho Hinestroza por ejemplo para que le resuelva dificultades en Ibagué, o a Tajan, o a Clemente Palacio, o al mismo Reinoso, cuyo nivel es desesperante.
Esto no es un juego de niños, y en etapa de crisis hay que tomar decisiones racionales e inteligentes, moldear un grupo, exigir compromiso, ponerlo a marchar, y potenciar cualidades, de tal forma que ofrezca garantías de rendimiento.
Eso no sucedió, y sus posiciones inmaduras y aventureras hicieron ver un equipo novato, inofensivo, carente de oficio, y que sin conseguir dividendos, lo puso en la lista de técnicos al borde del precipicio.
Para su fortuna lo sostuvieron, mientras se avivaba la llama por el esperado retorno de Juan Carlos Osorio, abriendo una tregua, con un panorama por cambiar y hacerlo suyo, facilitando su bienestar y el del club que dejará de pensar en esa molesta alternativa.
Si al comienzo el lío fue el sistema defensivo, digamos que el problema se subsanó, ya sin bobadas ni errores tontos que cuestan puntos, para una sola anotación en las 3 fechas recientes, y eso en un partido que no mereció perder ante Tolima.
Total, atrás las cosas han mejorado, al punto de que el propio arquero Rincón salió figura en su reemplazo a los titulares, con la consolidación de la pareja Amaya-Alvarez, y el estupendo aporte de Jamell Ramos.
Y queda Acosta, el complemento ideal -para quien escribe- de Avimeleth Rivas, en el afán de fortalecer esa frágil zona de recuperación, y con la posibilidad de sacar mayor utilidad a González y Núñez por sus características ofensivas más que de marca.
Fueron cuatro, pero ninguno ante Chicó, Millonarios y Tolima, y así Pajoy haya marcado, debe recuperar el nivel perdido de la temporada pasada, con un Dayro al que le quedan pocas fechas para agradecer la buena  mano que le tendieron.
Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com

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Fecha de publicación: 

Domingo, Marzo 11, 2012