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Recordemos que el Indicador Global de Competitividad es un índice que compara la situación competitiva del país con la mayoría de las economías del mundo e internamente el de las ciudades. En dicho cálculo se consideran diversos factores, como son recurso humano, ciencia y tecnología, infraestructura, finanzas, gestión empresarial, medio ambiente, fortaleza económica, internacionalización y gobierno e instituciones, que agrupan una consistente batería de indicadores, que a la postre generan una lista que sobre el estado de los países frente al mismo y al interior de estos. También vale señalar que existen otros centros de estudios económicos internacionales que miden tales aspectos.
Ya se conoce los principales hallazgos de los últimos informes y la verdad son bastantes preocupantes en lo que a Colombia respecta pues lo que muestran, es que pese a los esfuerzos, el país no mejora en el escalafón. Y al interior entre las ciudades, y ocupándonos de Cartagena también, a pesar de ellos estamos en el medio de la lista, de hecho descendimos dos puestos. Lo cierto es que hay que apurar la marcha en temas estratégicos para lograr los verdaderamente significativos avances que se requieren, y poder en consecuencia alcanzar las metas del 2032 de nuestro Plan Nacional de Competitividad.
Nuestros niveles de productividad siguen demandando mejoras. También que el grueso de nuestras exportaciones se va sin añadírsele valor. El comercio, al tiempo, es uno de los sectores con más dificultades en competitividad, pues a pesar de que uno de cada empleos que ese están generando en el país está asociado al sector, también tiene problemas de informalidad que deben ser neutralizados con la acción eficiente del Estado, pues, la evasión, el contrabando y otros tópicos asociados, son los que no permiten esas mejoras profundas, todo sin perjuicio del crecimiento del mismo empleo formal, pero que aún demanda más acciones.
Estas y otras circunstancias nos ponen el predicamento de tener que ser más efectivos frente a las demandas de incidir en los diferentes factores, para la construcción de esa condición emergente que es la competitividad, pues aún no se dan los grandes saltos que se exigen.
Educación, cobertura si, pero la calidad deja mucho que desear. El más grande de todos los esfuerzos debe darse en este ámbito.
• Estamos rezagados en productividad, al comparáramos con otras economías seguimos gastando más en producir los mismo.
• Hay necesidad de reformas estructurales en materia tributaria, laboral y al sistema de justicia, en esto último los problemas son realmente serios, pues mientras ocupamos el quinto lugar del mundo en protección a la inversión, ocupamos uno de los puestos más bajos en solución de conflictos contractuales.
• Tenemos que avanzar en un ambicioso y ordenado plan de infraestructura que no obedezca a impulsos ni mediciones de fuerzas regionales.
• Hay que actualizar la política industrial nacional, que nos permita dar valor agregado a nuestros productos, y contribuir con ello a alcanzar la meta de ser en el 2032 la tercera economía de América latina. Hay que seguir invirtiendo en la eliminación de desigualdades relevantes con una. Política social sostenida y dirigida a la mejora colectiva.
. Hay que luchar con más firmeza contra la informalidad y la evasión.
En todo esto, la intervención del Estado es determinante para generar condiciones favorables para crear y hacer funcionar las empresas. Pero también el esfuerzo privado que debe contribuir a propiciar mejoras, innovar y a aprovechar todas las oportunidades que se ofrecen para hacer lo que le corresponde y caminar con decisión hacia la ruta de la formalidad.
MONICA FADUL ROSA
MUCHAS GRACIAS